sábado, 24 de marzo de 2012

El flamenco



Se cree que el género flamenco surgió a finales del siglo XVIII, sobre el sustrato de la la música y la danza tradicionales de Andalucía, cuyos orígenes son antiguos y diversos. Está muy extendida la idea de que el flamenco es el folclore de Andalucía pero no es así. En la Andalucía pre-flamenca las músicas folclóricas estaban fraccionadas a nivel comarcal: seguidillas y sevillanas en el Alto y Bajo Guadalquivir, fandangos en el extremo occidental, fandangos abandolados en la Alta Andalucía y la campiña cordobesa, verdiales en los Montes de Málaga,trovos y músicas alpujarreñas para las tierras altas de Granada y Almería... El flamenco bebe de muchas de esas fuentes pero dando un resultado final tan estilizado y complejo que el andaluz medio, aún teniéndose como bien dotado para la música, sería incapaz de acometer. De hecho, en ningún momento de su larga trayectoria histórica, el flamenco ha pasado de ser una música relativamente minoritaria, con mayor o menor difusión, pero siempre superada por los folclores locales o comarcales.
En el transcurso del siglo XIX todos esos ingredientes, que a la postre conformarían el flamenco, se están fusionando y recreando hasta el punto de que siendo la mayor parte de sus coplas de origen campesino estas adquirirán su carácter flamenco ya en la ciudad: todas las cunas del flamenco son ciudades o agrovillas de marcado peso específico en las comarcas del Bajo Guadalquivir.
Por otra parte la apropiación de los gitanos a la ejecución de los cantes trae como consecuencia un estilo propio que los alejarán cada vez más de las tonadas populares, fenómeno que se acentuará aún más con el surgimiento de los cantaores profesionales.

It is believed that flamenco genre emerged in the late eighteenth century, on the substrate of the traditional music and dance of Andalusia, whose origins are ancient and diverse. It is widely thought that the flamingo is the folklore of Andalusia, but it is not. In the pre-Andalusian flamenco folk musics were divided at district level: seguidillas and Seville in Upper and Lower Guadalquivir, fandangos at the western end, fandangos abandolados in Upper Andalusia and the Campiña, verdiales in the Montes de Malaga, trova and music for the uplands Alpujarras of Granada and Almeria ... Flamenco drinks from many such sources but giving a final result so stylized and complex than the Andalusian environment, even taking as well equipped for music, would be unable to undertake. In fact, at no time in its long history, flamenco has grown from a relatively minor music, more or less widely, but always overtaken by a municipal or local folklore.
During the nineteenth century all these ingredients, which ultimately make up the Flemish and recreating are merging to the point that while most of their songs from the countryside these will become your character and flamenco in the city: all cradles of flamenco are cities or dial agrovillas weight in the counties of the Lower Guadalquivir.
Moreover, the appropriation of gypsies to the implementation of the songs results in a unique style that turn away more of the popular tunes, a phenomenon that will increase even more with the emergence of professional singers

Corto: Elysian

A lavandeira da Noite

Carlos Nuñez

viernes, 23 de marzo de 2012

El verdadero valor de las cosas

“Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”


El maestro, sin mirarlo, le dijo:


-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después…- y haciendo una pausa agregó: Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.


-E…encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.


-Bien- asintió el maestro.


Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.


El joven tomó el anillo y partió.


Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.


Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.


Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.


Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.


Entró en la habitación.


-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.


-Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.


El joven volvió a cabalgar.


El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:


-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.


-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.


-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… si la venta es urgente…


El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.


-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.